MIENTRAS FUERA GRITOS

Aún no me acostumbro a la banda sonora
y taladra demasiado.
Antes creo que dolía menos por la esperanza que da la inocencia,
ahora sé que es solo ruido,
humo molesto y sin sentido alguno.
Cada vez la sien más hundida con el repique,
y sigue,
y crece,
y vuelve.
Parad ya, por favor.

Lo único que ha cambiado es mi miedo,
que ahora solo temo ser la misma sombra triste,
la misma payasa de contrasonrisa y cara oculta,
la misma persona parásito,
necesito una energía que no tengo.

Ella, que no puede más, está desmontando su imperio,
se cae.
Él, más débil recibe las balas sin anterior entreno,
no entiende por dónde vienen pero le están doliendo
y es quién pide perdón.

No sé quién se equivoca esta vez
pero aquí hay alguien que ha tirado la toalla
y de paso varias bombas,
y alguien que nunca conseguirá su cometido.

Es la peor enfermedad,
la más contagiosa.
Mierda de legado escrito en la sangre,
sombra de la que huyes
y luego caes,
caes por una piedrecilla que destroza tus rodillas y baja tu moral.
No quiero serlo,
igual que tú nunca has querido que ella te diga que ya lo eres,
y te lo ha dicho.

A los padres se les quiere,
se les quiere demasiado,
siempre.
Y duele.

—Lia Versarte

Comentaris