DECADENCIA MODERNA

Nada, no pasa nada.
Y a ti te parece poco.

Soy una loba de postín.
Sin manada se desprende mi título
y con suerte queda en perra nómada con tendencia a aullar.

Parte del antro que llamáis Casa se desmonta cada día,
luego intenta resistir mostrando su mejor vestido. Y se le ve el plumero.
Lo da todo durante las diez horas que tiene de vida,
las que reparte entre dos bellezas que le visitan consecutivas.
Una de nombre viernes, la otra, mejor aún que la anterior, Sábado.
Y por el día siempre muere y nadie le llora, nadie le busca.

En algún momento las luces se encenderán
y las paredes desgastadas con encanto dejarán de parecernos tan vintage.
Que feo será todo sin haber cambiado.

Pero qué sabré yo si hace tiempo me quedé a vivir en la estación
dónde vosotros vais de paso.
¿Por qué fiarse de alguien que tiene billetes de sobra,
alguien que puede y nunca sube al tren?
Tengo demasiados por si acasos que guardar en la maleta antes de viajar.

Imagina que un día pasa algo y no estas ahí.
Que una noche no llega Sábado y el antro se siente vacío,
y tú no estás ahí.
Yo suelo imaginar que subo al vagón y desde la ventana lo veo:
un perro viejo entra e inaugura su nuevo hogar bajo el que fue mi banco.
No puedo marchar.
Aunque duela lo que oigo decir a los viajeros,
por mucho que desprecie sus miradas de odio, rabia o compasión,
a pesar de lo aburrido que es ver un tren pasar tras de otro,
incluso sabiendo que fuera podría estar la manada que necesitaría
para recobrar mi título anterior.

Aúllo.









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