CARNE DE CANCIÓN

Ya teníamos el agua para montar la fiesta
y nos fumamos la distancia de rigor entre beso y mordisco.

Tranquilo que no hay restos,
no puede ser,
me llevé todo para mí
y al llegar a casa no supe dónde meterlo.
Aquí lo dejo.

Solo se muere una vez
y nosotros estábamos vivos de risa.
Al borde de la deshidratación,
entre transpiración constante,
bordamos una escena entera sin guion.

No estaba perdida,
me había escapado y viniste.
Así estuvimos, no fui yo, llegaste tú.
Al final puedo escribir
que no ha sido precisamente el silencio
el que me ha curado alguna herida...

De algo sirvió apoyar,
a veces no nos cuentan malas mentiras.

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