A ras de suelo








Última tú,
última tú,
última, tú.

Hipocondríaca cree tener un esguince en el corazón.
Y resulto ser yo.
Podría estar roto pero no,
esguince, que jode más.
Sabes que eso nunca cura.
Aléjate.

Como animal gacho y confuso,
que ya no sabe en qué ha errado esta vez,
camino desnuda, sin potencia ni atributos,
helada.
Aléjate más.

Me siento huérfana y no quiero,
huérfana no quiero.
Mi soledad la elijo yo,
quiero estar sola, no serlo.
Basta ya, al final te acercas tanto que me pisas,
no me quiero caer.

Última dices, ¿última?
Sabemos que nunca ha existido sola,
que siempre va con otra.
Así acabas borracho
y aprendes a decir verdades,
verdades como mundos
solo que en llamas y raquíticos.
Verdades que no te han enseñado a oír
y a mí... No me quedan gritos.
Mientras yo los he perdido,
tú los has adiestrado y vuelven siempre a ti.

Que sí, que última.
Pero grítame en silencio
y, cuidado, que me pisas.

Caigo.

Comentaris