CARICIAS QUE SEDAN

Sus yemas tenían el camino aprendido
y mi piel olvidó sus cicatrices.
Con cada trazo me dibujó una sonrisa,
que se salía por cada extremo,
de manera involuntaria
como el corazón golpeando mi pecho.

Empequeñecer y sentir que creces,
envuelta en una burbuja de confortación,
descansar en el más profundo sueño,
gracias a ese gran amor,
el que va directo a los poros
y te hace buscar calor,
con el bello bien erizado
y tus sentidos en sumisión.

Quiero mil noches de carreras,
de tus dedos por mi espalda,
necesito horas extra
para adaptar mi vida
a tu almohada.

Lia Versarte.

Comentaris