MEA CULPA

“Amé ese sonido desde el primer momento, cuando desperté y lo oí en la oscuridad de la noche, cuando no sabía dónde estaba, ni quién era, ni qué partes de mi cuerpo aún seguían unidas.
Era mío.
Me atrapó desde el hola.”


—Stephen King, Duma Key


Alguien había muteado la acción,
todo difuminado…
La imagen también se distorsionaba
y solo estaba nítido él.
Noté mis sentidos entre la confusión,
todo agitado…
Las palabras tampoco querían salir
y necesitaba saber qué hacer.


El alcohol se adueñaba del momento
creando cierta expectación
y saqué del estridente silencio
la música que oí entre su voz.
No, no voy a ser capaz
y envié a alguien por mí.
Cobarde desde el principio
lejana hasta su fin.
Y así conseguí lo imposible
y llegué al cielo sin volver,
porque aun me noto ahí arriba
recordando qué llegue a tener.


Desde de el hola que nunca dijiste
te dejé libre una habitación,
era el mejor sitio posible:
segunda costilla,
con vistas al corazón.


Mantuve relaciones con un desconocido
y lo volví a repetir,
con todo lo que habíamos compartido
lo más fácil era mentir:
fingir que no oíamos música,
creer que siempre fue bien
ignorar qué decía el destino,
negar a unos ojos que ven.
Pero yo me atrapé con verle
y nunca pensé salir,
sabía que tenía un golpe pendiente,
preparado tentar al reír,
esperando encontrar su momento
y enseñarme cómo hay que sufrir:
entendiendo que hay sonidos
que te saben dejar sin dormir
y te hacen viajar por el tiempo
hasta dónde sabías cómo ser feliz.


Desde de el hola que nunca dijiste
te dejé libre una habitación,
era el mejor sitio posible:
segunda costilla,
con vistas al corazón.


—Lia Versarte

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