DESARMADA

Qué tristes los domingos...
Dejan una ventana abierta
repleta de tiempo para pensar.
Me ha fallado el algoritmo
y no es algo que comprenda,
nada me suele salir mal.
Estos son días para analizar,
pensar en el ser humano
y concluir con la verdad:
nos fijamos demasiado en nuestro entorno
y nos exigimos sin medida.
Queremos ser lo que admiramos,
siempre tan insatisfechos
las comparaciones nos roban la sonrisa.

Si no es altura, volumen
de más, de menos, como sea.
Si no es edad, es carácter,
posibles, dinero, lo que sea.

Me han ofrecido reenfundarme
y después de todo no quiero. 
Cansa mucho huir sin cambiar nada,
vivir de la mentira, 
yo ya me conozco el cuento.
Demasiado tiempo en vano,
nadie sabe lo que pienso.

Me repetiré todos los nombres
hasta que por fin me vuelva inmune.
Aprenderé a ser la que se valora
y no la que sólo presume.
Me curtiré mi propio escudo
para defenderme de mí misma,
porque no depende de nadie ageno
mi actu falta de sonrisas.

Con los años
olvido cerrarle la puerta a los monstruos que ya maté.
Y vuelve todo aquello que más temo,
por lo que no me enamoré,
pero sé que aún estoy a tiempo
de coger el último tren.

-Lía Versarte

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