ENEMIGA MÍA

Si no me gusta querer a nadie es porque soy la que siempre espera,
la que se hace ilusiones
y si no se cumplen se cabrea.
Soy la inactiva
que se queda imaginando,
la que no pide nunca nada
y le gusta que estén adivinando.

No me gusta querer porque soy crítica
y lo que entiendo por la noche,
lo crítico por el día.
No suelo poner pegas
y me limito a no molestar,
aun creo que va a llegar alguien
que me entienda aun sin hablar.

Todo lo que va mal es por mi culpa
y mi enfado recae en mi persona.
Sé que no es todo cosa mía
y conozco que el tiempo no perdona,
no dispongo de él ilimitadamente,
debería empezar ahora:
Saber expresarme sin miedo,
dar mi opinión sobre lo que me transforma,
lo que borra mi sonrisa
y me arrastra hacia las sombras.

El problema son mis altibajos,
el ni entenderme ni yo sola,
el pensar demasiado
y analizar a todas horas.
La comparación es mi condena,
quiero alejarme de ella,
cada une con su situación,
asimilando lo que duela.

Hay días que te notas preparada para aprender
y otros que solo te tumbas y esperas.
Noches que te olvidas de todo
y otras que llenas de mierda.
A veces borraría mis ideas
y con ellas también mi inteligencia,
la madurez no lo es todo,
no funciona con paciencia,
me lleva a razonar mucho
y es cuando busco mil presencias.

Me cansa ser la complicada,
la que tiene mucho
y nunca se sacia,
la chica de los mil pretendientes
que prefiere quedarse sin nada
porque nadie le gusta
y de todo se cansa
porque a veces arriesga
y quiere asustada.

Me cansa,
me canso.
Necesito aprender sola,
poco a poco,
vaso a vaso.

-Lía VersArte.

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