AFECTADA

Hoy me he vuelto a sorprender llorando en el metro.
La gente se empeña en llamar tragedias a los fracasos
y yo solo los veo como transiciones y cambios de piel,
que duelen y queman,
que rasgan,
te hurgan y quiebran tu ser.
Un héroe necesita quién le rete
y le recuerde no ser inmortal
así yo en esta vida,
me tenía que pasar.

Y lo peor es que me engaño creyéndome sin ganas de nadie
cuando en verdad sé que todas recaen en la misma persona
y tendría que repartir.
 La verdad es que no tiene ningún sentido
 sufrir por lo que hacía tiempo que veía venir.
Tenía la peor carta de recomendación del mundo
 y un ejército de mujeres asesinas
 con rencores como puños.
 Pero como yo estaba en la cima,
 lo ignoré
 y ese era mi reflejo del futuro.
 Ahora soy una más alistada a la brigada de la muerte,
 otra de las que intenta quebrar el muro.

El hombre satisfecho descansa tranquilo,
tiene problemas de insomnio porqué se aburre dormido,
es raro de cojones,
camina sin hacer ruido,
te mira y saltan los plomos,
su vida es un gran descuido.
Y ese caos me organizaba las ideas,
me hacía perder los nervios y la ropa,
desataba mi niña y su fiera,
me hacía bajar al infierno
y enamorarme de ese fuego que arde y no quema.

Se que sigo sufriendo porque albergo la esperanza del pescador,
que aún estando en una piscina,
cree ver un tiburón.

-Lia Versarte

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